Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, publicada en 1953, es una novela que nos deja ver una sociedad "ingenuamente feliz" gracias a la constante represión y control de su gobierno autoritario, lo que logra a base de la prohibición de libros, la censura cultural, la educación corrompida y los medios de comunicación.
Lo que busca el gobierno con la censura, es ocultar la realidad que esta pasando, porque si nada muestra la realidad, la gente no se enfoca en ella y no la discute. Beatty intenta justificar sus métodos de esta manera:
"Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes
dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparse; enséñale sólo uno. O,
mejor aún, no le des ninguno." (pág. 70)
Así, consiguen que la gente no discuta y, por lo tanto, que no piensen. De modo que, como autómatas sean más fácil de manipular.
En segundo lugar, en esta sociedad, los libros están terminantemente prohibidos. Si alguien llegara a poseer libros, los bomberos se encargan de quemarlos. Ademas, la Filosofía, la Historia y el Lenguaje dejaron de estar disponibles en las universidades. Beatty hace un comentario acerca de esta cuestión:
"A la gente de color no le gusta El Pequeño Sambo. A quemarlo. La gente blanca
se siente incómoda con La Cabaña del Tio Tom. A quemarlo." (pág. 69)
Aquí vemos cómo fundamentaban sus acciones con la felicidad. Como los libros muestran la realidad de las cosas y causan "incomodidad" en la gente, es decir como los hace pensar, deben ser quemados.
En tercer lugar, la educación no pretende que los estudiantes aprendan, solo procura que no se cuestionen nada. Y por esa razón, las materias que se enseñan son insignificantes, se basan en la informática y el deporte. Cualquier estudiante que ponga en duda el sistema, es aislado y visto como raro, que fue lo que le paso a Clarisse. Ella cuenta su experiencia:
"... no considero que sea sociable reunir a un grupo de gente y, después, no dejar
que hable. Una hora de clase TV, una hora de baloncesto, de pelota base o
carreras, otra hora de transpiración o de reproducción de imágenes y más
deportes. Pero ha de saber que nunca hacemos preguntas o, por lo menos,
la mayoría no las hace; no hacen más que lanzarte las respuestas..." (pág. 39)
De este modo, nunca desarrollarán curiosidad y solo reproducirán información, al igual que hacen los adultos.
Finalmente, Ray Bradbury nos deja contemplar como sería una sociedad totalmente reprimida, que no es tan difícil de imaginar en la vida real, porque hasta las sociedades más libres y abiertas pueden ser afectadas por un sistema de gobierno autoritario. Por lo tanto, no hay que descuidar nuestras libertades y hay que preservar nuestros derechos.
Bien, Luciano.
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